En la misma dirección: Acompañando al camionero en su viaje

La figura del conductor de camión siempre ha estado ligada a nuestra familia, desde la apertura de la gasolinera “El Límite” entre Almería y Murcia, en 1987. Por allí pasaban diariamente cientos de camioneros buscando café para seguir tirando, un buen plato de cuchara en el restaurante o ese descanso tan necesario después de muchas horas al volante.

En muchas ocasiones, también se buscaba ese ambiente familiar, esa compañía, esas charlas distendidas con compañeros del sector con los que compartían anécdotas, preocupaciones, alegrías y sin duda el buen humor con el que trataban cualquier tema de actualidad. En definitiva, ese momento tan humano y vital para cualquier persona. Fue entonces cuando comprendí que mi entorno cercano no se reducía a los que vivíamos entre las cuatro paredes de mi casa, empezaba a darme cuenta de que “mi gente” eran muchos más.

Nuestros padres, Fulgencio y María Dolores, fundadores de Andamur, siempre nos han inculcado a mis hermanos y a mí ese amor por lo que hacíamos, ese no escatimar en esfuerzos cuando se trataba de nuestra labor diaria. En ocasiones, había que hacer algún que otro sacrificio, pero no mayor que aquellos a los que atendíamos: Teníamos la responsabilidad de, ni más ni menos, “cuidar al camionero”.

Todos esos años nos ayudaron a tener presente y a saber de primera mano cuales eran sus necesidades y preocupaciones, así como las carencias que afectaban a su trabajo, y cómo podíamos, desde nuestra posición, incrementar su calidad de vida. En este sentido, Andamur fue creciendo progresivamente, con una infraestructura que permitiese atender esas necesidades y, mediante la implementación de nuevos servicios e instalaciones, ofrecer a nuestros clientes las mayores facilidades en carretera, acompañándolos en su trayecto.

Entre tanto, el sector ha ido viviendo momentos difíciles, en los que, por diferentes motivos como la crisis, aumento de la competencia, menor margen de ganancia, carencias en el proceso de transporte, etc., las condiciones laborales del chófer empeoraban día a día. Veníamos de una época en la que el camionero, pese a los inconvenientes y sacrificios que conlleva la profesión (días fuera de casa, muchas horas de conducción, peligrosidad, etc.), estaba bien pagado, recibiendo unos honorarios que en muchos casos superaban las 500.000 pesetas (por si no os acordáis, más de 3000 euros) y, aun conduciendo más horas, se podía permitir comer un menú cada día, afrontar los pagos y facturas sin dificultad y ganar en calidad de vida durante sus descansos semanales.

De un tiempo a esta parte, hemos perdido parte de la esencia de esta profesión. Es muy difícil para un conductor, elegir dónde va a hacer una parada para comer, o dónde van a pasar la noche, por las limitaciones de horas de conducción, en algunos casos demasiado rígidas. Las autovías y autopistas, siendo mucho más seguras, hacen que se cambien en muchos casos aquellos restaurantes familiares, por áreas de servicio industrializadas y más impersonales.

Por otro lado, un menú que costaba 900 pesetas (5,40 euros) ahora cuesta alrededor de 10 euros, casi el doble. En cambio, debido a la fuerte competencia internacional, presión fiscal y la concentración de la demanda de transporte, las empresas no pueden soportar los salarios que tenían hace dos décadas, es más, les cuesta mucho competir pagando sueldos a conductores por debajo de 2000 euros.

Todas estas cosas y alguna más, hacen que el chófer de hoy se sienta poco valorado, no le compense estar tanto tiempo fuera de casa. El poco reconocimiento por parte de la sociedad en general y del sector en particular, hacen que haya escasez de conductores, que algunas empresas no puedan poner vehículos en marcha por no tener conductor, agravándose más aún, el problema de las empresas.

Sin duda alguna, la falta de conductores ha puesto la voz de alarma entre las empresas del transporte, viéndose éstas en la necesidad de ponerse las pilas para revertir la situación; más si cabe cuando hablamos de un agente clave en el proceso, una figura primordial en el transporte de mercancías por carretera. Urge un cambio profundo, que todos los participantes del sector nos involucremos para mejorar las condiciones laborales de los chóferes, sin olvidar que son pieza clave del engranaje empresarial.

En Andamur no somos ajenos a sus problemas y necesidades, aunque debemos ser exigentes con nosotros mismos, redoblando esfuerzos para ofrecerles nuevos y mejores servicios que, quizá no influyan directamente en sus condiciones laborales, pero podrán incrementar su calidad de vida durante sus jornadas en ruta. Por todo ello, venimos trabajando día a día con el firme propósito de acompañar al chófer de principio a fin, con la experiencia del cliente como hoja de ruta.

La experiencia del cliente abre un abanico de posibilidades que va mucho más allá de las prestaciones que se han ido ofreciendo a nuestros transportistas hasta ahora, una manera de acceder a determinadas actividades y servicios que estaban reservados a otros estratos o ámbitos. Salud, gastronomía, descanso, actividades deportivas y de ocio o nuevas tecnologías son algunos de los términos que engloba la experiencia del cliente Andamur, nuevos desarrollos en pro de la calidad de vida de nuestros profesionales del transporte.

Desde Andamur seguiremos dando soluciones a las necesidades del sector, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, implementando servicios que faciliten la labor del profesional del transporte, pero, sobre todo, buscando experiencias que incrementen su bienestar; sin olvidar que fuimos, somos y seremos “los encargados de cuidar al camionero”.